sábado, 24 de mayo de 2014

Módulo V. Lenguaje Visual y Fotográfico. Trabajos de los estudiantes.

Módulo V. Lenguaje Visual y Fotográfico.
Tema 5. Iluminación como elemento expresivo: La construcción de la imagen. Alternativas en función de la iluminación


El infierno según David Lynch

“En todos nosotros reside la capacidad de apreciar
como igualmente bellas cosas contrapuestas. No soy la excepción”.

David Lynch

El misterio desborda a Lynch en un intento por encontrar entre la fractura de la ignorancia y el ansia de conocer un punto de conexión, una nueva vía o búsqueda para permitir un acceso a una existencia personal más plena.

Abrir las construcciones creativas posibilita la ruptura de las anquilosadas fronteras formales del cine –forjado históricamente como una sucesión de imágenes encadenadas a través de una narración-, haciendo realidad una fuga del concepto tradicional de cine para expandirlo y abrirlo hacia posturas más radicales de hacer arte, no con el cine sino sobre el cine. Llegados a este punto, David Lynch se inició en el mundo del cine sin tener ninguna premisa constructiva cinematográfica, cuya finalidad más sincera era trasladar su pintura al mundo del movimiento, o lo que es lo mismo, al cine. Si se
observa bien en sus cuadros existe un intento por liberarles de su estatismo. La fragilidad de sus formas, el predominio del uso de los colores marrón, amarillo y gris denotan cierta predisposición por la confusión, además de la premeditada desfiguración de las formas humanas, metáforas todas ellas de un intento por crear la sensación de paisajes movidos.

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“Cuanto más oscuridad puedes acumular, más luz puedes ver”.

David Lynch

Existe un rasgo unificador en toda la obra de David Lynch que atañe a sus personajes y que consiste en la dificultad del acceso al mundo real. De Cabeza Borradora (Eraserhead, 1976) a Mulholland Drive (Mulholland Drive, 2001) sus criaturas pasean por un mundo no correspondido, ajeno y alienado. Conmocionados por el impacto de chocar con lo real de una forma súbita e irremediable.

Crecer supone para Lynch un espacio doloroso que se debe afrontar con magia, ilusión y misterio. Magia para hacer de puente entre lo real y la fantasía, ilusión para potenciar una mirada que apueste por la vida, y misterio para aprender a convivir con aquellos hechos que no podemos comprender.

De una forma muy sabia, el director norteamericano expone en su discurso el temor de afrontar la madurez, no desde la perspectiva del compromiso sino desde la brecha de la experiencia compartida y vivida. Lynch es consciente de que la soledad aletea desde los primeros instantes después de la separación del hijo con respecto a la madre. Y desde la soledad se accede a lo social, y es en ese entorno social donde se verifica la trágica sensación de saberse único y crecer sin el amparo de nadie. Por eso los temas más recurrentes en la filmografía del director son el sexo, la inocencia, el amor, la familia; para irradiar desde el desconocimiento inicial de uno mismo hasta la autoconciencia del ser (con todas sus carencias y excesos).

El compromiso que adquiere Lynch con su cine radicaría en ver la condición humana expuesta en escena para comprobar las variaciones que sufre entre los distintos tipos de individuos, y observar como interactúan y ver que posibilidades ofrecen.

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La desestabilización de la identidad es el motor que genera el desequilibrio para implicar a sus personajes en un buscado efecto arácnido, en el que el yo es irremediable arrasado por una alteridad escondida en el subconsciente. En este engranaje es donde el personaje respira, justamente en su límite, en sus fronteras, para una vez en ese punto desplomar todas las etiquetas que empequeñecen al sujeto. Y es que lo seres lynchneanos crecen en fondo y forma, mudándose la piel reaparecen como gusanos de seda convertidos en mariposas.

La mirada de Lynch se fija precisamente en la piel mudada para rastrear a través de ésta los signos de la evidencia que fue y ya no es. Si atendemos bien a las palabras de Juan Vicente Aliaga “el infierno según Lynch está anclado en lo real, se nutre de lo real, apela a lo real” 2, entonces sus películas serían los zarpazos de unos personajes atormentados de lo que son. Es su esencia, su yo lo que pervierte y fecunda una semilla autodestructiva. Y no olvidemos que su cine es una formulación que parte de lo real, en otras palabras, David Lynch se cimenta en la realidad para descubrir otras más escondidas.

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La cuidada puesta en escena de sus películas arroja destellos de una significación visual no tan habitual en el cine contemporáneo, vistiendo a los personajes no sólo de ropajes sino también de atmósferas y ambientes. Texturas que amplifican el sentimiento y el contraste. Henry Spencer en Cabeza Borradora pasea por una ciudad industrial repleta de humos, chimeneas y suciedad, reverso de su alma tenebrosa. Por oposición, también encontramos a una luminosa ciudad, Los Ángeles, en Mulholland Drive, que aumenta el sueño, pero desvaneciéndose en pesadilla. Escenarios exteriores que ocultan otros (interiores) más escabrosos.

Un elemento particularmente interesante es la visión de la ciudad en la filmografía de David Lynch. La ciudad de hoy es heredara de la Ilustración del siglo XVIII, el hacinamiento de la gente con las industrias engendró imágenes dantescas, el resto lo hizo la tecnología con la llegada de la electricidad, el agua corriente y el teléfono. Recordemos que Lynch siempre vivió en su infancia en ciudades pequeñas, lugares donde todo el mundo se conocía -muy a lo Twin Peaks- y la naturaleza estaba en armonía con el hombre. Esta idílica imagen se rompe años más tarde, y permanecerá en su memoria para usarla en diversos proyectos creativos.

La ciudad, como proyecto de la razón, supondrá en el siglo XX la puesta en escena más brillante, por detrás de la política. Los muertos yacen en funerarias, los enfermos en hospitales, todo muy cool, muy urbanita, el proyecto de la modernidad hecho carne. Y sin contar con la clase media que pelea a la contra por sobrevivir en un mundo hostil, peligroso y repleto de deudas por su hipoteca. Nada más lejos de la realidad que Lynch intenta repeler este imaginario para mostrarnos otra escala de valores, menos engañosa y más acorde con los sueños truncados de unos hombres y mujeres condenados a vivir en la mediocridad de sus vidas. Porque para el director, la mirada con la que afronta vivir parte de la rebeldía y no del acomodamiento, por eso es hiriente y demoledor,
porque intenta avisar de los riesgos de crecer en una realidad que ve con ojos de adulto.


Trabajos de los estudiantes. 


Asignación Resumir la Lectura: "El infierno según David Lynch" y de acurdo a tu resumen, hacer una narración visual que exprese el universo atmosférico de Lynch. Máximo 2 cuartillas.

Magrielys Jiménez

 
Resumen de la lectura El infierno según David Lynch


     El autor de esta lectura planteó sus principios dentro del mundo de la pintura, la cual fue denominada como forma única de expresión, ya que las apariencias para llegar a otras realidades puedan y admitan, otras perspectivas de lo real, sin dejar a un lado las texturas y formas que se pueden ver o percibir. Posterior a esto, comienza a buscar que le cautiva del cine, por tener una visión y sensación de pinturas pero en movimiento, tomando como mayor interés para mostrar el reverso tenebroso de la naturaleza humana, esta pasión surge desde su infancia, y su juventud, conviviendo en un ambiente sobrecogedor, ya que no poseían una vivienda ni ciudad fija, sumado a esto el desempeño laboral de sus padres. Su padre se dedicaba a la agricultura y su madre tutora de lingüística, esto afianzó las ideas progresivas del director de cine David Lynch, ya que lo lleva a descubrir la porosidad invisible de lo humano, el paisaje emocional, y lo plástico que lo marco profundamente para traducirlo como forma artística en la mayoría de sus creaciones. Los primeros trabajos en cortometrajes son bocetos de ideas abstractas propias del proceso creativo pictórico, tomado principalmente como el primer paso necesario, para saber utilizar el lenguaje cinematográfico, desde este momento se comienza a crear sus películas tomando como referencia a cuatros representantes, que marcan el  inicio su propio viaje personal, e intimo a través de un mundo atormentado, ideas atropelladas,  sin ningún hilo conductor produciendo una obsesión a un  director, que quiere mostrar o ocultar los misterios de la vida. Luego de esto sigue en su búsqueda para encontrar entre la fractura de la ignorancia y la ansiedad, de conocer una conexión a un acceso a una existencia personal más plena, para lograr abrir su creatividad rompiendo las fronteras formales del cine, dándole el concepto de que históricamente,  es una sucesión de imágenes encadenadas a través de una narración. Desde este momento David Lynch se inicia formalmente en el mundo del cine, sin tener ninguna premisa constructiva cinematográfica, cuya finalidad era trasladar su pintura al mundo del movimiento al cine, dentro de sus obras trabajo con estatismo, la fragilidad de sus formas, y el predominio del uso de colores  marrón, amarillo y gris, denotando predisposición por la confusión, la premeditación desfiguración de la formas humanas metáforas para ser un intento por crear la sensación de paisajes movidos, esto lo llevo a comprender que había dado un salto de la pintura al cine, tratando de desenvolverse dentro de una nueva forma de expresión, con ambas, ya que una complementa a la otra. La primera pintura que denominada cinemática fue lynchneana, y estudia el movimiento  de los cuerpos sin hacer referencia a las causas que lo producen, posteriormente produjo una nueva obra llamada De Cabeza Borradora,  basada en la dificultad del acceso al mundo real, tomando en cuenta un espacio doloroso que se afronta con magia, ilusión y misterio. Esta película fue la primera exhibida en salas comerciales, teniendo como propuesta en ver la condición humana expuesta en escena para comprobar las variaciones que sufre entre los diferentes tipos de individuos, cómo interactúan, y observar las posibilidades que ofrecen. Debido a la coherencia de sus obras demuestra un avance con respecto  a la anterior, además de proyectar claridad y perspectiva a su creación, al llegar a esta etapa el director comienza a investigar, y tomar en cuenta aspectos y datos para hacer una nueva creación, teniendo como referencia a las palabras de Juan Vicente Aliaga “El infierno según Lynch está anclado en lo real, se nutre de lo real, apela a lo real”,  para este momento el cine era de mudo, al cine sonoro, sin embargo para la película Cabeza Borradora los diálogos eran escasos, cuando los habían los personajes otorgaban palabras de autoridad, dejando que se mezcle el ruido y los sonidos del exterior , como si se trata de una película de la época sonora, también toma en cuenta las puesta en escena, arrojando destellos de una significación visual,  no tan habitual en el cine contemporáneo, vistiendo a los personajes no lo de ropajes, sino también de atmosferas y ambientes, sin dejar de un lado la textura, que puedan amplificar el sentimiento, y el contraste. El director sigue con su visión de hablar del ser humano como sujeto contenedor de infiernos, por ello, ve vital la utilidad de estos elementos dentro de sus películas el fuego, el humo, el rojo y el amarrillo, para usarlo como sutiles metáforas del infierno. Después de dar todos estos aspectos el director David Lynch no deja de tomar en cuenta, los mayores detalles para sus escenas, y escenografías para la producción perfecta de sus ideas, pintura, y llevarlas de lo estático de una pintura, y lograr una secuencia de movimiento con la misma, logrando así la producción de un película con todos sus componentes.

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Carla Zamora





David Lynch mira la vida a través de diferentes perspectivas de la realidad Haciendo percibir en sus películas la porosidad invisible de lo humano.

Nace en una familia de clase media estable en Norteamérica y vive su infancia rodeado de felicidad y tranquilidad, lo que hace que al llegar su madurez y descubrir el mundo real sufra un tremendo desengaño. Sus padres le afianzaron las ideas de bienestar y progreso Un paisaje emocional y plástico que le marcó profundamente a David Lynch, y que se traduce de forma artística en la mayoría de sus creaciones.

En un primer momento Lynch se interesó por la pintura como forma única de expresión, aunque posteriormente el cine le cautiva por tener una sensación de “pintura en movimiento”.  Sus primeros cortos no reflejan ningún hilo conductor, sino más bien una obsesión por mostrar/ocultar los misterios de la vida.

A pesar de estar rodeado de directores que luego serían sumamente reconocidos David Lynch parecía estar en el otro extremo de sus compañeros de profesión, como si él mismo fuese capaz de lograr un arte totalmente autóctono, no contaminado por las circunstancias estéticas y artísticas de su tiempo.

David Lynch se inició en el mundo del cine para trasladar su pintura al mundo del movimiento. En sus cuadros existe un intento por liberarlos de su estatismo. El predominio del uso de los colores marrón, amarillo y gris denotan cierta predisposición por la confusión, además de la desfiguración de las formas humanas para crear la sensación de paisajes movidos.

Existe un rasgo unificador en toda la obra de David Lynch que consiste en la dificultad del acceso al mundo real. Crecer supone para Lynch un espacio doloroso que se debe afrontar con magia, ilusión y misterio. Lynch muestra en su discurso el temor de afrontar la madurez, dónde la soledad forma parte fundamental en el proceso de crecimiento del individuo. Por eso los temas más recurrentes en la filmografía del director son el sexo, la inocencia, el amor y la familia. Esa belleza siniestra que Lynch se atreve a mostrar en sus películas es fruto de la revelación de la locura o delirio con la que cada criatura suya que nace se enmascara para poder enfrentarse a una realidad desbordada. Sus películas muestran una mezcla constante entre surrealismo y expresionismo. Muestran como todo lo que sucede en el exterior repercute y afecta directamente el interior del individuo, su modo de pensar, desarrollarse y desenvolverse. Revelan el proceso en el cual el individuo cuestiona y afirma su identidad.

La desestabilización de la identidad es el motor que genera el desequilibrio para implicar a sus personajes en un buscado efecto arácnido, en el que el yo es irremediable arrasado por una alteridad escondida en el subconsciente. Para hacer su cine David Lynch se cimenta en la realidad para descubrir otras más escondidas.

Los temores, los tormentos, los deseos, las obsesiones y la inestabilidad del ser humano son la base fundamental en la creación de los personajes de David Lynch. La ciudad que muestra intenta repeler un imaginario tranquilo y engañoso para mostrarnos otra escala de valores, menos engañosa y más acorde con los sueños truncados de unos hombres y mujeres condenados a vivir en la mediocridad de sus vidas.

David Lynch habla del ser humano como un sujeto contenedor de infiernos. Todos los infiernos posibles tienen cabida en el hombre. Por esta razón es tan vital el fuego, el humo, el rojo y el amarillo en sus películas, como sutiles metáforas del infierno.

El alma humana es bizarra y extraña al mismo tiempo, impredecible y rugosa. Lynch aprovecha este presentimiento para adentrarse en la oscuridad del hombre y alumbrar expectativas esperanzadoras que revistan de cierto optimismo a su discurso. Coagulando en su pensamiento el corrosivo infierno personal que espera ser agregado al temor hacia lo más próximo como metáfora de un adolescente que le inquieta alcanzar la madurez, por ser ésta violenta, siniestra e insegura.





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Ma. Carolina Riobueno
















David Lynch

Nacido en Missoula, Montana en 1946. Director de cine estadounidense. De igual forma se destaca como productor de música electrónica y guionista. Su actividad artística se extiende asimismo al terreno de la pintura, la música, la fotografía e incluso el diseño de mobiliario.

Sus constantes movilizaciones por todo el país en su niñez, hizo del futuro director un niño solitario, afectado por el hecho de no contar con amistades duraderas. De su paso por la Corcoran School of Art, en Washington, se derivó una vocación pictórica, observándose “fragilidad de sus formas, predominio del uso de los colores marrón, amarillo y gris denotado cierta predisposición por la confusión, además de la premeditada desfiguración de las formas humanas, metáforas todas ellas de un intento por crear la sensación de paisajes movidos”,
que luego pudo enriquecer.

Ingresa en la Boston Museum School y se hace notable el influjo de algunos profesores que supieron encauzar en Lynch un deseo de transformar sus pinturas de aire surrealista en cortometrajes experimentales por tener una sensación de “pintura en movimiento”, siendo sus primeros cortometrajes “bocetos de ideas abstractas del proceso creativo pictórico, como pasos necesarios para saber usar el lenguaje cinematográfico”.

El primero de ellos, The alphabet (1968). Al mostrar ese interés por el cine, la Academia de Bellas Artes de Pensilvania, subvencionó The grandmother (1970), el primer cortometraje el cual exhibió de una forma organizada a través de un claro recurso metafórico y planteado con una singular capacidad de sugestión.

Para el año de 1970 ingresó en el Center for Advanced Film Studies de Los Ángeles, donde adquirió la destreza técnica necesaria para la realización cinematográfica. Con una beca del American Film Institute en el año 1973 el rodaje de una cinta experimental, Cabeza borradora, la cual no completó hasta 1977. Se trataba de un filme vanguardista y un tanto pretencioso, pero cuando lo vio el escritor Mel Brooks, o considero el adecuado para dirigir el largometraje de El hombre elefante.

El estilo y estética de trabajo parecía darle a David Lynch la posibilidad de lograr “un arte totalmente autóctono, no contaminado por las circunstancias estéticas y artísticas de su tiempo”, abriendo una serie de opciones esbozadas por dadaísmo y el surrealismo presente en su trabajo, cuya misteriosa y hasta inquietante atmósfera mezcla lo cotidiano, macando una fuerte ruptura entre el cine formal “forjado históricamente como una sucesión de imágenes encadenadas a través de una narración” abriéndolo a un estilo mas radical, vanguardista y artístico, como en una búsqueda de conseguir el punto de conexión a una existencia personal más plena.

La obra fotográfica de David Lynch es vasta como su producción cinematográfica, ya que la fotografía es un aspecto fundamental de su trabajo. El talento del cineasta, tal y como lo es en el cine, es el de “transferir su estética en movimiento sin esfuerzo en imágenes totalmente estáticas. Las fotografías muestran tomas abiertas de paisajes hermosos, pero al mismo tiempo desolado e inquietante que hacen cuestionar la historia detrás de cada foto”. Y es que en las fotografías de Lynch, se observan espacios semidesérticos, bodegones deshumanizados donde lo fundamental es intuir que “la mano del hombre ha pasado hace ya tiempo, condenándolos hoy al abandono, por lo que una especie de naturaleza artificial se ha encargado de dotar de vida a unas estructuras aparentemente inertes. Escenarios de decadencia industrial, humo, electricidad y ningún atisbo de organismos vivos ni naturaleza convencional, son los protagonistas”.

En su último trabajo fotográfico denominado Pequeñas Historias, el busca que el espectador construya de forma libre la historia que existe detrás de la foto y para eso no coloca texto alguno. Se muestra en Paris en la Casa Europea de la Fotografía (MEP) Son imágenes oníricas, extrañas, graciosas o surrealistas y buscan invitar a quien las ve a detenerse y crear.

https://www.youtube.com/watch?v=Im583i7jKVU


Aportes desde su obra cinematográfica a la fotografía 1) El primer elemento que pudiéramos decantar de Lynch, es que necesita ver su obra en movimiento. Esa idea de movimiento constante nos evoca a la búsqueda de la historia, ese algo que se muestra poco a poco mediante un camino. “El mecanismo intuitivo que se pone en marcha al visionar una película que supuestamente nos va contar una historia —que se desarrolla en un lugar y ocurre en un determinado momento— se activa provocándonos una curiosidad natural”. Esa inquietud de poder trasmitir a través de la imagen la historia, que sentimientos nos trasmite lo que
observamos. O sino quedar “seducidos por ese novedoso y atrevido estilo de no contarnos absolutamente nada”.

2) La segunda idea que observo interesante para potenciar un trabajo fotográfico es la claridad del manejo de las imágenes, de forma muy bien meditadas y analíticamente desarrolladas para poder “hacer el puente entre lo real y la fantasía” y en la observación y el entendimiento de “la condición humana expuesta en escena para comprobar las variaciones que sufre entre los distintos tipos de individuos, y observar como interactúan y ver que posibilidades ofrecen”.

3) Otro aporte de la metodología de trabajo de David Lynch proviene de que es un creador coherente y su obra muestra un avance con respecto a la anterior, además de proyectar claridad y perspectiva a su creación.

4) Su obra posee un poderoso uso del blanco y negro el cual ilumina espacios maltratados y abandonados por el devenir el hombre, y mas que una mera habilidad artística, maneja el ambiente y la animosidad, produciendo ímpetu y en muchos casos ausencia de humanidad proyectando los temores mas íntimos del ser humano.

“Con ello me refiero a que los espacios generados por sus personajes son una mezcla híbrida entre el cuestionamiento y la afirmación de su identidad. Todos los personajes de David Lynch parten de una identidad –de una puerta de entrada- vulnerable al cambio, al considerarse ellos mismos como simples procesos de un cambio inevitable, para dirigirse al impulso indescriptible de la curiosidad de su propio deseo”, quedando esto plasmado en su obra.

5) Maneja claramente las imágenes que están escondidas en el subconsciente, desde lo gestaltiano “crecen en fondo y forma, mudándose la piel reaparecen como gusanos de seda convertidos en mariposas”.

6) Uno de los elementos mas importante desde lo fotográfico es la cuidada puesta en escena las cuales “arrojan destellos de una significación visual … vistiendo a los personajes no sólo de ropajes sino también de atmósferas y ambientes”. El uso de las “Texturas que amplifican el sentimiento y el contraste”.

7) Un componente que llama poderosamente la atención es su interesante y vanguardista forma de la visión de la ciudad, presente en todo su discurso visual, con su iconografía tomada de la modernidad más recalcitrante y como una critica posmoderna de una realidad reciente y en muchos casos sostenida. “La ciudad, como proyecto de la razón, supondrá en el siglo XX la puesta en escena más brillante…, el proyecto de la modernidad hecho carne”

8) El uso de elementos como el fuego y el humo, para poder mostrar el infierno que puede ser el mundo exterior o interior del hombre, o el rojo y los amarillos son los muchos de los primeros planos, o los simbolismos como unos cigarrillos muriendo o unas cerillas encendiendo para demostrar las pasiones. Humeantes escenarios “un discurso totalmente fragmentado sobre la condición moderna del hombre acechado por las circunstancias de saberse en permanente lucha interior… Ayudado por el inserto de un plano del ventilador del techo que nos avisa del fatídico hecho”.

9) La electricidad es otro aspecto para tener en cuenta, ya que las alternancias de luz, las lámparas que parpadean y la discontinuidad de la iluminación eléctrica, son para él “indicativos de que algo va a suceder en el otro lado, son avisos y señales de alerta ante la presencia de elementos inestables”.

10) Y finalmente, un aspecto para ser tomado de David Lynch es el discurso, de cómo utiliza la civilización industrial para mostrarnos lo vital que es para el hombre pero también la miseria que ha significado para la condición humana.

En conclusión existe un significativo aporte de Lynch como artista integral, por su forma de ver la realidad y de utilizarlo para poder trasmitir el discurso que quiere plasmar en el imaginario de quien lo ve.




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